jueves, 21 de agosto de 2008

Una visita a la vida de todo un pueblo

Acá les muestro un poco de lo que me tiene atrapada por los momentos actuales:

"(...) Tan pronto como José Arcadio cerró la puerta del dormitorio, el estampido de un pistoletazo retumbó la casa. Un hilo de sangre salió por debajo de la puerta, atravesó la sala, salió a la calle, siguió en un curso directo por los andenes disparejos, descendió escalinatas y subió pretiles, pasó de largo por la calle de los Turcos, dobló una esquina a la derecha y otra a la izquierda, volteó en ángulo recto frente a la casa de los Buendía, pasó por debajo de la puerta cerrada, atravesó la sala de visitas pegado a las paredes para no manchar los tapices, siguió por la otra sala, eludió en una curva amplia la mesa del comedor
, avanzó por el corredor de las begonias y pasó sin ser visto por debajo de la silla de Amaranta que daba una lección de aritmética a Aureliano José, y se metió por el granero y apareció en la cocina donde Úrsula se disponía a partir treinta y seis huevos para el pan.
-¡Ave María Purísima! -gritó Úrsula.

Siguió el hilo de sangre en sentido contrario, y en busca de su origen atravesó el granero, pasó por el corredor de las begonias donde Aureliano José cantaba que tres y tres son seis y seis y tres son nueve, y atravesó el comedor y las salas y siguió en línea recta por la calle, y dobló luego a la derecha y después a la izquierda hasta la calle de los Turcos, sin recordar que todavía llevaba puestos el delantal de hornear y las babuchas caseras, y salió a la plaza y se metió por la puerta de una casa donde no había estado nunca, y empujó la puerta del dormitorio y casi se ahogó con el olor a pólvora quemada, y encontró a José Arcadio tirado boca abajo en el suelo sobre las polainas que se acababa de quitar, y vio el cabo original del hilo de sangre que ya había dejado de fluir de su oído derecho. (...)"
Gabriel García Marquez
en Cien Años de Soledad

No me nieguen que es un groso.. jej

Bueno... les abandono nuevamente para volver a seguir de cerca la vida y muerte de los Buendía.

:P

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lunes, 28 de julio de 2008




Cuando estaba en la primaria llegué a tener una amiga oriunda de Estados Unidos, que aprendía el español con nosotras, ella era muy religiosa, creo que era protestante, la verdad no me acuerdo. Una vez fui, no sé si a su cumpleaños o a una fiesta que hicieron en un salón de su religión. De ahí recuerdo una pequeña discusión que tuve con ella y otra amiga suya...


ellas: ¿qué sos? (haciendo referencia a la religión)

yo: no soy nada

ellas: no podes no ser nada, ¿sos atea?

yo: no, no soy atea, no digo que Dios no existe, ni que yo no tengo Dios, yo no entro en esas clasificaciones, no soy nada

ellas: pero no podes no ser nada

Un rato después, ya cuando volvía a mi casa, me di cuenta de que la frase "no soy nada" hace alusión a no ser, lo que yo quería era permanecer fuera de esas clasificaciones. Algún tiempo después descubrí otra clasificación en la que me sentí un poco más cómoda, la del agnóstico. Ahora cuando me preguntan digo que soy agnóstica... pero... yo qué sé... realmente no me interesa entrar en sus clasificaciones

agnóstico: Perteneciente o relativo al agnosticismo.agnosticismo: Actitud filosófica que declara inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia.

Sales de una cajita, y ya te meten en otra. Pareciera que la gente en general necesita poder clasificarte...

-y si no, ¿cómo te discrimino?-

Quisiera escribir mejor este post -contarles por qué la Teoría Queer me hizo recordar esto ¿por qué me tengo que meter en una cajita?- pero, tengo ganas de mostrarlo al mundo.



Saludos...

miércoles, 23 de julio de 2008

paso a paso

Para volver a empezar,
solo hace falta tomar impulso...



"La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrirse paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañana topar con el paralelepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentífrica, la misma tristeza de las casas de enfrente, del sucio tablero de ventanas de tiempo con su letrero «Hotel de Belgique». Meter la cabeza como un toro desganado contra la masa transparente en cuyo centro tomamos café con leche y abrimos el diario para saber lo que ocurrió en cualquiera de los rincones del ladrillo de cristal. Negarse a que el acto delicado de girar el picaporte, ese acto por el cual todo podría transformarse, se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano. Hasta luego, querida. Que te vaya bien. Apretar una cucharita entre los dedos y sentir su latido de metal, su advertencia sospechosa. Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta, negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para revolver el café. Y no que esté mal si las cosas nos encuentran otra vez cada día y son las mismas. Que a nuestro lado haya la misma mujer, el mismo reloj, y que la novela abierta sobre la mesa eche a andar otra vez en la bicicleta de nuestros anteojos, ¿por qué estaría mal? Pero como un toro triste hay que agachar la cabeza, del centro del ladrillo de cristal empujar hacia afuera, hacia lo otro tan cerca de nosotros, inasible como el picador tan cerca del toro. Castigarse los ojos mirando eso que anda por el cielo y acepta taimadamente su nombre de nube, su réplica catalogada en la memoria. No creas que el teléfono va a darte los números que buscas. ¿Por qué te los daría? Solamente vendrá lo que tienes preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza, ese mono que se rasca sobre una mesa y tiembla de frío. Rómpele la cabeza a ese mono, corre desde el centro de la pared y ábrete paso. ¡Oh, como cantan en el piso de arriba! Hay un piso de arriba en esta casa, con otras gentes. Hay un piso de arriba donde vive gente que no sospecha su piso de abajo, y estamos todos en el ladrillo de cristal. Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está perdido. Cuando abra la puerta y me asome a la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las casas ya sabidas, no el hotel de enfrente; la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso para ir a comprar el diario a la esquina."
JULIO CORTÁZAR
en "historias de Cronopios y de Famas"

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jueves, 10 de julio de 2008

Mujeres que vuelan...

La originalidad no es necesariamente una virtud
-y ésto, no se me ocurrió a mi-

Estuve muy muy a punto de cerrar el blog... pero, bueno, por alguna razón no fue así (y no me anden interrogando el por qué, esto es para vos daneel)... así que comparto otra cosita con ustedes...


"No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! — y en esto soy irreductible — no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Esta fue — y no otra — la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encélos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡María Luisa! ¡María Luisa!... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera... aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando."

Oliverio Girondo

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jueves, 3 de abril de 2008

La vuelta verdadera.

No te calles. (no me callo)



Entre otras cosas este espacio es para dar mi opinión.
Se me han escapado muchas cosas en mi larga ausencia:



  1. El día de la mujer, 8 de marzo, que no es para que te saluden por todos lados y te digan feliz día, sino para reflexionar sobre una desigualdad que aún existe. Intenté ir a una marcha acá en Rosario, pero, aparentemente esa marcha a la que quise ir no existía... soy un poco inútil para estas cosas. Y yo que pensaba que me iba a nutrir de feminismos...
  2. El mail que me ha llegado de múltiples contactos hablando del hijo de puta que mantuvo un perro atado hasta morir de hambre frente a mucha gente que no hizo nada (o en el caso de que el perro no haya muerto nada, una obra muy bien armada que logró movilizar a miles de personas, valga el comentario) Y yo me digo, ¿cómo eso movió a tanta gente y cuesta tanto que la gente se mueva por otras cosas tan o más atroces que esa?. Yo también firmé la carta, para mi está claro que es importante dejar en claro que no estamos de acuerdo con la tortura de los animales.
  3. Otra cadena que me llegó en la que hablaba de una chica que tiene una enfermedad llamada FOP (fibrodisplasia osificante progresiva ) y que pedía ayuda para encontrar a alguien más con la enfermedad porque eso podría ayudar a salvarla. Me puse a buscar los orígenes de la cadena y resultó ser que era cierta, pero que la chica ya había fallecido. En el foro de rompecadenas habló su padre y explicó incluso lo que siguieron haciendo después para ayudar a dar a conocer la enfermedad. Acá hay una buena explicación. Creo que es importante leer las cadenas y averiguar sus orígenes, más que sólo pasarla. Buena página para averiguar de dónde vienen las cadenas es http://www.rompecadenas.com.ar/ o simplemente copiando parte del mail en el google, y buscar por dónde aparece (la mayoría de las veces terminas en rompecadenas.com).
  4. Me quedó pendiente hacer un post sobre la diferencia entre el perdón y la reconciliación, porque daneel en un comentario me dijo que debería perdonar a mis compañeros del secundario, a lo que yo le decía que perdonar no es suficiente, bah, que lo importante es reconciliarse, más bien entender la causa de las cosas, tratar de ver sus puntos de vista. Tengo que postear sobre eso y explicarlo mejor.
  5. ¿Qué tienen en común los siguientes números? 1930, 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976. El 24 de marzo se cumplieron 32 años del inicio de la última dictadura en Argentina, última, eso, última. Pero aún hay que buscarle la vuelta para que los poderosos se dejen de joder. Fui a la marcha, como lo he hecho en los últimos años. Es algo increíble, mucha, pero mucha gente junta, y muchos con ideologías muy distintas. Pero todos con la idea de que los militares no nos gobiernen nunca más. De que la masacre no se perpetúe. Pese a que aún en el presente tenemos desaparecidos.
  6. Yo mucho no conozco, pero lo cuento: En esta última semana se produjeron innumerables cortes de ruta, y paros de los productores del campo, pidiendo que se afloje con las retenciones. Los medios se dieron el gustito de tener la atención de la gente hasta hartarlos. La presidenta se sarpó en su discurso y, en lugar de calmar la situación, le echó más leña al fuego. Con soberbia, y mucha, pero mucha hipocresía. Mi postura, hmm, ni uno ni lo otro. Que las retenciones a los grandes exportadores y a los terratenientes me parecen perfectas, que lo chacareros que tienen un terreno que no se podrá mantener con tanto impuesto terminen en quiebra no me parece nada bueno. Y por otro lado, más le vale que se redistribuya de verdad, porque si se les saca de su bolsillo para que vaya a parar al bolsillo de los Kirshner, upa upa.
  7. Estoy teniendo un conflicto con el nombre Josephine, pese a que surge de Josephine March, la niñita luchadora de Mujercitas, es una palabra de origen anglosajón y mi nombre debería tener raices latinas, y eso de josefina no me gusta nada. LePath surgía de Lesbian Path, pero ¿qué carajo es eso? el camino de la lesbiana... ¿qué se supone? ¿que por ser lesbiana sigo determinado camino? bueno, en parte sí, hay cosas que el pertenecer a determinado grupo te permite aprender, pero eso del camino de la lesbiana, es como mucho ya, pero aún tengo que pensarlo... ensima, nuevamente, escrito en inglés, puedo ser incoherente cuando quiero.


Bueno, me pasé con el post. Más le vale a Cleo que postee.


Esta vez lo escribí todo todito yo misma. Jejej.
Jo, supongo.

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Inasiblemente inalcansable

"Lo bueno se hace esperar"
Dicho popular.


Bueno, bueno, ha llegado la hora de las excusas. Que no he podido postear porque en mi casa la internet apesta y renguea como loca, y que ahora que he cambiado de computadora (no dije ordenador por muy poco, estoy sonando muuy española) se me han perdido muchos archivos y cosas preciadas que solían servirme para inspirarme. Que todo eso son puras excusas. Que la verdadera razón de mi ausencia es la pura paja que me mueve día a día. O no. Pero en fin, lo importante es que estoy de vuelta. Así que sollocen, lloren, o alegrense en que Jo está de vuelta. Aquí llega un texto, cortesía de El Poder De La Palabra y sus textos semanales que ya hace un buen rato que leo, este particularmente me dio ganas de compartirlo con ustedes. Es una buena historia para mi, pero quizás ustedes puedan comprenderla mejor que yo. Se las regalo. (jiji)

Del objeto cualquiera
" Un ciego de nacimiento tropezó, por casualidad, con cierto objeto que llegó a ser su única posesión sobre la tierra. No pudo nunca saber qué cosa fuese, pero le bastaba que sus dedos lo tocasen en un punto y, a partir de este principio, recorriesen el maravilloso nacer de las formas unas de otras en sucesivos regalos de increíble gracia. Pero en realidad no le bastaba, porque la parte que sabía no era más que la sed de lo perdido, y comprendiendo que jamás llegaría a poseerlo enteramente, lo regaló a un sordo, amigo suyo de la infancia, que lo visitó por casualidad una tarde. -¡Qué hermosas muchachas!-, vociferó el sordo. -¿Qué muchachas?-, gritó el ciego. -¡Ésas!-, aulló el sordo, señalando el objeto. Al fin comprendió que no se entenderían nunca de aquel modo y le puso al ciego el objeto entre las manos. El ciego repasó el peso familiar de las formas. -¡Ah, sí, las muchachas!-, murmuró. Y se las regaló al sordo. El sordo se las llevó a la casa. Eran tres muchachas, cogidas de las manos. Gráciles e infinitas respondíanse las líneas de los cabellos, los brazos y los mantos. Eran de marfil casi transparente. Vetas de lumbre atravesábanla por dentro. El sordo, cuyos ojos eran de águila, sorprendió en el pedestal un resorte. Al apretarlo comenzaron a danzar las doncellas. Pero luego el sordo comprendió que jamás llegaría a poseerlas enteramente, y regaló las tres danzantes a un amigo que vino a visitarlo. -¡Qué hermosa música!-, dijo el hombre, señalando a las doncellas. -¿Cómo?-, dijo el sordo. -¡La música de la danza!-, explicó el hombre. -Sí -dijo el sordo-, música entendí, pero no sabía que hubiese.- Y regaló al hombre las tres danzantes. El hombre se las llevó a la casa. Era la música como el soplar del viento en las cañas: agonizaba y nacía de sí misma, y su figura eran las tres danzantes. Maravillado, el hombre contemplaba la perfecta unidad de la figura, la música y la danza. Pero luego comprendió que jamás llegaría a poseerlas enteramente y las regaló a un sabio que vino a visitarlo. -¡Las Tres Gracias!-, exclamó el sabio. -¿Sabe usted lo que tiene? ¡Son las Tres Gracias que hizo Balduino para la hija del Duque de Borgoña!- El hombre comprendió que aquéllos eran los nombres del misterioso apartamento que había en los rostros de las danzantes. -Usted piensa en ellas-, confirmó, señalándolas. Y el sabio se llevó las Tres Gracias a su casa. Allí, encerrado en su gabinete, las hacía danzar y les pensaba en alta voz los nombres verdaderos, las secretas relaciones de sus cuerpos en la danza y de la danza y los sonidos, el mágico nacimiento de sus cuerpos, hijos de la divinidad y el amor del artesano. Pero a poco murió el sabio, llevándose la angustiosa sensación de que jamás, por mucho que viviese, las poseería enteramente. Su ignorante familia vendió las Tres Gracias a un anticuario, no menos ignorante, que las abandonó en el escaparate de los juguetes. Allí las vio un niño, cierta noche. Con la nariz pegada al vidrio se estuvo largo tiempo, amargo porque jamás las tendría. Así había de ser, porque, a poco de marcharse el niño a su casa, un incendio devoró la tienda, y, en la tienda, las Gracias. Esa noche el niño las sonó al dormirse. Y fueron suyas, enteras, eternas. "
Eliseo Diego (Cuba, 1920-1994)

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sábado, 9 de febrero de 2008

Zurdera des-incorporada.

"La vida es algo que va pasando mientras estamos pensando en otras cosas."
Jhon Lennon


«¡Avertencia!, este post es largo y viene con plagio»


Yujuu! Estaba viendo el contador de visitas de la página y me vengo
a enterar que tenemos visitas desde España, Chile, Colombia... ¡que las LePath nos volvimos internacionales finalmente! Jajaj...


Bueno, comentario aparte, esta vez vengo nuevamente con una historia contada por otra persona, esta vez mi tía-abuela, que falleció el año pasado a los 98 años, después de habernos dicho que le faltaba poquito para morir. Vivió de lo más bien hasta la última semana. Semana en que se la pasó cagada en las patas porque tenía la idea fija de que ya se moría.
La Tía, como siempre la llamamos, tenía la costumbre de contar historias todo el tiempo, las contaba una y otra vez, siempre igual, se ve que realmente se acordaba. No es que contaba más de una vez las cosas por no recordar que lo había contado, más de una vez me decía -yo te conté a vos de...- y lo contaba de nuevo, pero estaba muy bueno escucharla. Había veces que te contaba cosas que le había contado su abuela... que impresionante, imaginarse cómo de alguna manera esa gente se mantiene con vida a travez de sus historias.
Mi papá, algún tiempo antes de que ella empezara a advertirnos de que ya se moría, le estuvo haciendo unas entrevistas (que eran más que nada grabar las cosas que ella siempre contaba) después las transcribió y armó un librito con todas las historias de la familia. A continuación voy a poner una de las historias.
Dos cosas interesantes para rescatar:
*Por un lado la cuestión de la docencia, que los docentes no son valorados por acá y eso es una mierrrda. Pasaba desde los tiempos en que la madre de mi tía-abuela quería ser docente, y sigue siendo así ahora. Yo también quiero ser docente, pero también voy a trabajar de otras cosas, eso sólo no te permite ganarte bien la vida.
*Por otro lado el tema de la zurdera. La Tía era zurda, pero no la dejaron serlo, no la dejaron ser. No por ser monotemática (se ve que no puedo dejar de un lado el lesbianismo) pero recuerdo una conversación de mi hermana con la tía, después de que ella gritara cosas como "pervertidos" o "asquerosos"... y puteara (la tía tenía la costumbre de putear a la gente de la tele, era divertido por lo general, pero a veces no tanto) porque estaban pasando la marcha del orgullo gay. Así que mi hermana le preguntó que por qué pensaba eso, y ella decía que van en contra de Dios, que eso no está bien, que las cosas tienen que ser así y asá, que eso es una enfermedad, y mi hermana le decía, recuerdas cómo en un momento se dieron cuenta de que no estaba bien impedirte ser zurda... y ahí, como que entendió un poco la cosa.
Los dejo con la historia de La Tía:

" La escuela

La primera casa en la que viví cuando era una nena estaba en Dorrego entre Salta y Jujuy. Y me tocó ir a la escuela Belgrano, que estaba cerca de casa. Esta escuela era viejísima, parecía que se venía abajo de vieja que era.
El primer día de clase nos vacunaron contra la viruela.
Desde el principio recuerdo que tuve problemas por el hecho de ser zurda.
Me ponían en el último asiento, y decían que yo era una burra porque no podía escribir con la mano derecha. Me sacaban afuera, me hacían poner la mano izquierda atrás, o me la hacían levantar mientras trataba de escribir con la derecha, pero no había caso. No podía.
No es que yo fuera porfiada y que no escribiera con la derecha por no hacer caso, no, incluso yo me culpaba a mi misma y pensaba "¿porqué tengo yo que ser diferente... si aquí no hay ninguna que escriba con la mano izquierda?".
En mi casa, a veces hacía los deberes con la mano izquierda, y me ponían "mal". Se ve que se daban cuenta...
Por este problema me hicieron repetir el primer grado, y en la libreta me escribieron "estancada". Los vecinos del barrio, que tenían nenas como yo, se enojaron todos, cuando se enteraron de esto, y fueron a retarla a la directora. Lo consideraban una ofensa.
Debido a esto le agarré bronca al estudio. De la escuela lo único que me gustaba era cantar, hacer ejercicios, y el recreo. ¡Ah! ¡Y correr!
A correr, y a cantar, no me ganaba nadie.
Un día me mandó la maestra a buscar un cartel con algo de geografía, y mientras yo lo buscaba en una pila donde había otros carteles, se me dio por cantar. Y en ese momento, mientras yo estaba cantando, entró la maestra de canto. Yo me asusté y dejé de cantar, pero ella me dijo "seguí, seguí que cantas lindo". Después me quería enseñar una canción para que yo la cantara en público, pero yo le dije "¡ah, no! ¡Yo sola al escenario no subo, eh!". Ahí terminó la carrera de cantante que pude haber tenido...

Muchos años mas tarde me encontré con una señora que había tenido el mismo problema que yo con la cuestión de escribir con la mano izquierda. Ella iba a una escuela de monjas, y me contó que una vez vino un doctor norteamericano, y las monjas le comentaron que tenían un problema con una niña, que no podían conseguir que escribiera con la mano derecha. Y el doctor ese le dijo "¡Dejenla, que escriba con la mano izquierda!", "porque se está estudiando eso, y hay algunas diferencias en el cerebro que hay que respetar", "no hay que molestarla para nada". Ojalá le hubieran dicho eso a mi maestra de la escuela Belgrano... a mi me enloquecieron la vida...

Si no hubiera sido por esto, a mi me hubiera gustado ser maestra. Tal vez para complacer a mi mamá, que había querido ser maestra, y no había podido. Mi abuela no la dejó, porque era como ahora: no les pagaban bien. Las mandaban a enseñar a los pueblos, y el gobierno no pagaba, y entonces ellas no podían pagar la pensión. No les daban luz, y a veces tenían que corregir los deberes con la luz de la luna... "

Interesante.

Por ahora,
§Jo.

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